Superar el efecto Dunning-Kruger sin caer en el Síndrome del Impostor con 11 consejos
05/03/24
Efecto Dunning-Kruger y Síndrome del Impostor
Efecto Dunning-Kruger y Síndrome del Impostor

Me comentaba mi compañero Alberto que antes de asistir a la Conferencia de Agile Spain 2023 el pasado noviembre, se sentía convencido de que su charla iba a ser la mejor.  

Había visto las charlas de años anteriores y se sentía super preparado.  

Cuando llegó el momento, el primer día de la conferencia a las 10:00, una bola de nervios le subió del estómago a la garganta, casi dejándole sin voz, al ver tanta gente entrando en la sala.  

El pánico le invadió, y creyó que esa sensación que tuvo de ser el mejor ponente de la CAS23 se esfumó por completo.  

Si eres un directivo, mánager, o simplemente hace mucho tiempo que estas en tu empresa, es probable que os hayáis sentido igual que Alberto en algún momento profesional. También se conoce como el efecto Dunning-Kruger, ya sabes, cuando crees que eres mucho mejor de lo que realmente eres (aunque hay otra vertiente del efecto que os contaré más adelante).  

Volviendo a la conversación con Alberto, apenas a unos minutos de empezar la charla y con los nervios a flor de piel, le invadió entonces ese miedo de sentir que no merecía estar ahí, como si alguien fuese a descubrir que todo el trabajo que hizo en Enreach en 2023 estaba sobrevalorado. ¿Habéis oído a hablar del Síndrome del Impostor? 

Alberto en ese momento se sintió atrapado entre dos vértices por unos minutos, ¿realmente era el mejor ponente de la CAS23? ¿O su charla no tenía ningún valor para los asistentes?  

Supongo que lo importante es encontrar el equilibro, reconocer nuestras habilidades sin exagerarlas, pero también dándonos cuenta de que merecemos estar donde estamos. Es complicado, pero os explico en qué consisten, cómo identificarlo y una pequeña guía para no caer en ningún extremo.  

 

Definición y características del Efecto Dunning-Kruger

El efecto Dunning-Kruger, es un fenómeno psicológico estudiado en 1999 por los psicólogos sociales David Dunning y Justin Kruger, revela un sesgo cognitivo fundamental en la percepción de las habilidades individuales. Si queréis leer en profundidad el estudio que hicieron, lo encontrareis aquí.  

Para aquellos lectores con poco tiempo, os resumo brevemente que el estudio de David Dunning y Justin Kruger habla de algo súper interesante:  

cómo la gente a menudo se cree mucho mejor de lo que realmente es en ciertos ámbitos 

Esto sucede tanto personales como profesionales o académicos.  

Aunque a veces también se puede definir como: 

Cuanto más se, más cuenta me doy que no se nada.

Si tu posición es de mánager o líder con gente a tu cargo, seguramente en alguna ocasión has sentido que tu podrías haber hecho esa presentación mucho mejor.  

¿Por qué?  

Porque tendemos a pensar que nuestra manera de expresarnos y de exponer esas ideas es la mejor opción y la más razonable.  

Entonces, cuando no nos damos cuenta de que hemos metido la pata, suponemos que lo hemos hecho genial. Eso lleva a que muchos profesionales con potencial de mejora se estanquen o sigan haciendo su trabajo como ellos creen que es mejor.  

El estudio también expone que dichas personas tienen problemas al reconocer sus habilidades, ya sea en ellos mismos o en otras personas, lo que les impide realmente entender cómo se están desempeñando.  

En definitiva, el estudio explica por qué a veces tenemos una visión exageradamente optimista de nuestras habilidades, y exponen que esto pasa porque no nos damos cuenta de cuándo nos estamos equivocando 

Otra razón por la que muchos trabajadores no quieren cambiar es porque piensan que lo que les ha servido hasta ahora es lo mejor, lo que funciona, y no están preparados para lidiar con el futuro incierto y complejo, promoviendo la resistencia al cambio.  

 

¿Cómo podemos detectar que estamos sufriendo del efecto Dunning-Kruger?

Te propongo una prueba muy rápida: 

¿Conduces coche, bici, moto o patinete?  

En caso afirmativo: ¿eres mejor conductor que la media? 

Seguramente hayas pensado “si” o “por supuesto”.  

Si esta pregunta la repetimos en un grupo grande nos veremos que más del 70% responde afirmativamente a la segunda pregunta, algo no viable estadísticamente, a menos que hagamos la pregunta en el club de los buenos conductores. 

Posiblemente acabas de experimentar el efecto Dunning-Kugger. 

¡Y no es un tema de ego, es un tema que nuestra muestra esta sesgada! 

Además, si te has sentido identificado en situaciones de tu día a día con lo que te he explicado sobre el efecto Dunning-Kruger, te dejo una serie de preguntas que puedes hacerte a ti mismo: 

  • ¿Suelo creer que soy excepcionalmente bueno en algo sin tener pruebas objetivas de mi habilidad en esa área? 
  • ¿Evito buscar comentarios o sugerencias de mis compañeros o superiores sobre mi trabajo porque creo que ya lo estoy haciendo bien? 
  • ¿Suelo menospreciar las ideas o contribuciones de mis compañeros, asumiendo que mi enfoque es siempre el mejor? 
  • ¿He recibido comentarios negativos sobre mi desempeño en ciertas áreas, pero los he ignorado o descartado como irrelevantes? 
  • ¿Evito buscar feedback sobre mi desempeño porque creo que ya lo estoy haciendo bien? 
  • ¿Piensas sobre tus propios procesos mentales? ¿Te auto cuestionas?  

Es importante ser honesto contigo mismo al responder las preguntas. También sería interesante que alguien próximo a tu entorno, y con confianza, te diese su perspectiva a esas preguntas. Si la mayoría de las respuestas son o algunas veces, te dejo unos tips para combatir el efecto. 

 

Estrategias para superar el efecto Dunning-Kruger

Dicen que el primer paso es reconocerlo.  

Bienvenido al club! 

Admite la posibilidad de padecer el síndrome de Dunning-Kruger aceptando la propia susceptibilidad a la sobreestimación de habilidades como primer paso.  

Una vez lo hayas aceptado, ya puedes empezar a tratarlo con los siguientes mecanismos: 

  1. Busca feedback constructivo: anímate a preguntar cómo te ven tus compañeros, estate abierto a críticas constructivas dentro del equipo y fuera, con stakeholders u otros departamentos.  
  2. Establece objetivos de aprendizaje realistas: fomenta metas alcanzables y medibles que promuevan el crecimiento profesional. 
  3. Practica la autocrítica y autorreflexión: reconoce la importancia de las habilidades interpersonales y emocionales en el entorno laboral. Trata de identificar y evaluarte en 360 grados sobre tus competencias buscando mejorar en áreas identificadas como deficientes. 
  4. Apuesta por la formación: puedes adquirir conocimientos y habilidades específicas a través de programas de formación o bien internamente si detectas que alguien de tu empresa o entorno tiene mucho conocimiento sobre aquello que quieres desarrollar o perfeccionar.  
  5. Se humilde: reconoce que nadie puede ser experto en todos los temas y menos tu. A veces es importante vernos en el espejo y cuestionarnos a nosotros mismos. Puede ser incomodo, pero solo cuando nos desprendemos de nuestros propios prejuicios, podemos ver la realidad y mejorar.  
  6. Desarrolla conocimiento y curiosidad: cultiva un deseo constante de aprender y explorar nuevos temas para incrementar la consciencia de las propias limitaciones. 
  7. Participa en debates significativos: escucha activamente, considera opiniones divergentes y estate dispuesto a cambiar de perspectiva en función de nuevos argumentos. 

 

El Síndrome del Impostor

El efecto contrario al de Dunning-Kruger, es el Síndrome del Impostor.  

Aunque se conoce como síndrome, no es un trastorno, sino un efecto psicológico.  

También hay gente que se refiere a él como fenómeno del impostor o síndrome del fraude 

El Síndrome del Impostor se define como  

“un fenómeno psicológico que se caracteriza por la incapacidad de internalizar los logros y por el temor persistente a ser catalogado como fraude” (Pauline Clance, Suzanne Imes, 1978).

Este fenómeno se empieza a estudiar en casos de mujeres que se encuentran en posiciones directivas, muchas veces rodeadas de hombres, donde consideran que para llegar y/o seguir en esas posiciones, tienen que estudiar, trabajar y obtener resultados muy superiores a sus compañeros varones. En el artículo de Clance y Ament (1978).  

Leyendo el estudio de Clance y Ament, me ha dado la sensación de que describía mi caso al completo. Desde que empecé a trabajar en empresas tecnológicas, en muchas reuniones con directivos y CEO’s he sentido que ese no era mi lugar, me he preguntado a mí misma  

¿estaré aquí porque les caigo bien o porque realmente soy buena en lo mío?  

Como explican Clance y Ament, hay dos tipos de personas que pueden padecer de este fenómeno según su infancia: 

  • Mujeres que han sido criadas con mensajes por parte de sus familias de ser más sensibles, más emocionales, en contraposición a sus hermanos o familiares varones. Son mujeres que tienen que luchar contra la propia internalización que se ha inculcado en su interior, creyendo que nunca podrán demostrar que son tan brillantes como su hermano, independientemente de los logros que consigan intelectualmente.  
  • Mujeres que han crecido con mensajes de sus padres sobre la brillantez que tienen, la “perfección con facilidad”. Son mujeres que empezaron a leer y escribir a una edad muy temprana (mi madre siempre ha presumido de que me enseñó a leer con tres años). En estos casos, estas mujeres se dan cuenta de que no pueden estar a esa altura, creyéndose que no son genios, sino impostoras intelectuales.   

De igual forma, el European Employment Services (EURES) define en un artículo, cinco tipos de Síndrome del Impostor de acuerdo el libro Los pensamientos secretos de las mujeres exitosas: por qué las personas capaces sufren el síndrome del impostor y cómo prosperar a pesa de él, de Valerie Young: 

  1. El superhéroe: en la sociedad que nos rodea, ser súper productivo está muy bien visto. Y como superhéroes que somos, llevamos eso al extremo. Si sientes que te cuesta dejar que otros hagan cosas por ti o pedir ayuda cuando la necesitas, eres un superhéroe o superheroína. Es importante que te des cuenta de si estas en esta posición para evitar el desgaste. Y recuerda, tu valor como persona no depende de lo productivo que seas. Cuida de tu salud mental siempre.  
  2. El perfeccionista: como persona perfeccionista, las metas que uno mismo se impone, tienen que ser altas. El problema de autoexigirse metas tan altas es que muchas veces son inalcanzables, y en el momento en que no podemos lograrlas, dudamos de nosotros mismos. Trata de fijarte objetivos realistas y celebra los éxitos pequeños, no los grandes éxitos finales.  
  3. El individualista: los individualistas suelen creer que, si no hacen algo solos, el éxito de alcanzarlo no es legítimo. Por eso, pedir ayuda les hace débiles. Si te sientes así, recuerda que pedir ayuda no es de débiles, sino de valientes. Muchas veces necesitamos colaborar para lograr cosas grandes, y aprender de los demás te hace crecer.  
  4. El genio nato: el genio nato es aquella persona que siempre ha tenido las cosas muy fáciles en la infancia y la adolescencia. Por eso, en plena vida adulta y profesional, se sienten un fraude por no tener la resistencia para superarlos. Está bien aceptar y saber que no tenemos por qué ser los mejores en todo des del principio. La inteligencia no es fija, de manera que podemos mejorarla con esfuerzo y práctica. No te asustes si encuentras dificultades, es normal.   
  5. El experto: los expertos suelen pensar que necesitan investigar mucho antes de empezar una tarea, lo que puede frenar su productividad y confianza a salir de su zona de confort. Recuerda que te eligieron para hacer algo especifico por tus habilidades. Ser experto no significa saberlo todo, sino tener buen conocimiento del tema. Puedes tener lagunas de conocimiento, aprovéchalas para trabajar en equipo y solucionarlas.  

 

¿Cómo sé si padezco del Síndrome del Impostor?

Aunque el Síndrome del Impostor se suele dar más en mujeres, no significa que hombres que han alcanzado posiciones altas en jerarquías de empresas, no lo puedan sufrir también.  

Si sientes que: 

  • Crees que no mereces los reconocimientos y las felicitaciones de tus compañeros de trabajo, que no has trabajado suficiente para dichos reconocimientos; 
  • Que te felicitan porque les caes bien o porque has tenido suerte de estar en el momento perfecto y decir lo que querían escuchar; 
  • Que no eres consciente de tus propias capacidades, y que sueles reaccionar con infravaloraciones por tu parte cuando alguien las resalta individualmente o en público; 
  • Que cada vez que vas a hablar de un tema frente a un directivo o un grupo de personas, te invade el miedo si no controlas totalmente el tema, o estás alerta por si te hacen una pregunta que no sabes responder; 
  • O simplemente si sientes constantemente que podrías hacer las cosas mejor, que no te has esforzado lo suficiente… 

…debo decirte que puedes padecer del fenómeno del impostor/a.  

¿Pero por qué nos sentimos así? Las causas pueden ser muy diversas: 

  • Podemos tener una autoestima baja o falta de seguridad personal. 
  • Podemos tener un historial académico o profesional que creemos poco relevante con el puesto que estamos desempeñando actualmente. 
  • Podemos haber recibido numerosas críticas o exigencias durante nuestra infancia o adolescencia.  
  • Podemos haber desarrollado inseguridades por anteriores experiencias vividas, yendo de situaciones concretas a personas que nos han rodeado y nunca nos han reconocido los logros.  

Evitando caer en el Síndrome del Impostor

¡Somos humanos! 

O eso nos dicen. 

Y como seres complejos y emocionales que somos, es normal que nos sintamos incapacitados en algunos momentos de nuestra vida.  

No somos robots perfectamente diseñados para conseguir los logros que nos programemos. Tenemos que entender que el perfeccionismo es inalcanzable, en el sentido que vivimos en un mundo complejo de cambio constante.  

Por otra parte, párate un momento a reflexionar, si en este momento te concediesen el poder de ser perfecto en tu trabajo, ¿aceptarías?  

Muchos igual pensáis que sí, de cabeza.  

¿Pero cuanto os duraría esta satisfacción?  

A mí, personalmente, me aburriría tras unas semanas.  

Para evitar caer en el Síndrome del Impostor de manera prolongada, aconsejamos:  

  1. Desafía tus pensamientos negativos: recuerda que el Síndrome del Impostor es una percepción distorsionada de ti mismo. De esta forma, si recibes una crítica constructiva, no te lo tomes como que estás haciendo algo mal, sino más bien como una oportunidad de mejora, sin obsesionarte por alcanzar la perfección. Identifica los pensamientos negativos y sustitúyelos por afirmaciones positivas.  
  2. Trabaja en tu autoestima: aprende a liberarte de la presión de la validación externa que te rodea. Apuesta por desarrollar la autoaceptación u la autocompasión. Puedes crear una lista de capacidades buenas que tengas, o dejarte mensajes a ti mismo/a en tu lugar de trabajo positivos. 
  3. Celebra tus éxitos: celebra todos tus éxitos, por pequeños que te parezcan, solo o acompañado. Acepta los cumplidos que te hagan tus compañeros y agradéceselos.  
  4. Deja de compararte: para reforzar la confianza en ti mismo, es imprescindible que dejes de lado las comparaciones. No conocemos las circunstancias ni el contexto de la gente que nos rodea. Tenemos que ver los logros externos con perspectiva, reconociendo nuestros propios logros y estableciendo objetivos en base a nuestro contexto.  

Si padeces de este síndrome de hace tiempo o ves que las sensaciones que te he comentado en el apartado anterior están muy arraigadas en ti, mi consejo es acudas a un psicólogo para que te ayude de forma continua.  

 

Conclusión

El efecto Dunning-Kruger y el Síndrome del Impostor son fenómenos psicológicos comunes en el ámbito profesional.  

El primero se refiere a una percepción exagerada de nuestras habilidades, mientras que el segundo implica sentirnos como un fraude a pesar de nuestros logros. 

Para superar el efecto Dunning-Kruger, es crucial buscar feedback, establecer metas realistas y practicar la autocrítica.  

Por otro lado, el Síndrome del Impostor se manifiesta con pensamientos negativos sobre nuestras capacidades. Combatirlo implica desafiar esos pensamientos, trabajar en la autoestima, celebrar los éxitos y dejar de compararnos con los demás. 

Es esencial reconocer estos fenómenos y buscar ayuda profesional si es necesario para gestionarlos adecuadamente. 

Autor

  • Agile Coach en SmartWayVP. Graduada en Gestión y Administración Pública y en el Máster de Métodos Ágiles. Ayudo a grandes empresas líderes en el mercado en adopciones de métodos ágiles para eficientar procesos.

    Ver todas las entradas

Autor

  • Agile Coach en SmartWayVP. Graduada en Gestión y Administración Pública y en el Máster de Métodos Ágiles. Ayudo a grandes empresas líderes en el mercado en adopciones de métodos ágiles para eficientar procesos.

    Ver todas las entradas